Una de las cosas que más me gustan de mi ciudad de adopción, Barcelona, es que se respira la creatividad en cada rincón.
Viniendo de una ciudad tan maravillosa como Madrid pensé que me resultaría difícil la adaptación, y cuál fue mi sorpresa cuando no solo adoro cada uno de sus rincones sino que además en apenas un año la siento como mía.
Si abres lo ojos, si consigues pasear sus calles observando atentamente, puedes encontrar auténticos tesoros callejeros que se camuflan sutilmente.
Barcelona tiene un nosequé en el aire que atrapa. Tiene el tamaño perfecto para ser paseable. Tiene rincones escondidos donde se respira una calma lenta, lejos del bullicio de la rambla. Barrios de calles empedradas plagados de mercados con olor a fruta. Las flores de la rambla se cuelan en un raval sucio, pero mágico. Y a Sergio le encanta, y a mi me encanta por ello.
4 comentarios:
Como te dije en otra entrada, creo que Barcelona va a ser un buen plan de fin de semana. Y con ésta me reitero.
Un besito!
Sisisiiii... yo te animo a que vengas. Es una ciudd llena de encanto. Te gustará!
Hola!! Oye, me parece genial que te quieras unir. Te escribiré con fechas por si te quieres venir. Lo único, pásame tu e-mail, please.
xoxo
B* a la Moda
Enhorabuena Cova!! bonito sitio y como tiene que estar tu mami de orgullosa de ti... como si la viera...y en cuanto a BCN estoy de acuerdo contigo y solo me falta aprender catalan... siento no haberte visto este viaje visitando a Marina...besos Isabel
Publicar un comentario